Recomendaciones para el aula general



La preparación del docente suele estar centrada, por lo general, en la evolución y conducta de alumnos en situaciones normales, por lo que a la hora de que el maestro afronte de la mejor manera la diversidad del aula con alumnos de origen extranjero, debe reflexionar sobre la forma de eliminar las barreras que dificultan el aprendizaje y la participación en la escuela de estos alumnos.
Mencionaremos algunas recomendaciones recogidas en el manual “Orientaciones para la escolarización del alumnado inmigrante” (Departamento de Educación y Cultura del Gobierno de Navarra):

  •      Deberá ser sensible a las necesidades educativas y de integración de los niños con estas necesidades educativas especiales. 
  •       Deberá adaptar flexiblemente el ritmo, los enfoques de aprendizaje y los canales de expresión para que estos estudiantes entiendan la escuela como una fuente de motivación y de estímulo, a la vez que se integran con sus nuevos compañeros.
  •      Desde el momento de la llegada del alumno, el tutor será su principal referente por lo que le corresponderá ser su principal apoyo en la escuela.

Como puede observarse, recae sobre la figura del tutor la tarea de asegurar que el alumno/a esté suficientemente atendido en el proceso de adaptación del alumno/a a las diferentes situaciones escolares, así como la labor de interesarse por conocer el trabajo que realiza en las diferentes áreas a fin de recomendar, orientar y/o promover medidas o acciones complementarias o suplementarias.
En el caso de estudiantes con otro idioma materno, conviene tener en cuenta algunas características, como pueden ser: sus tiempos de silencio, los cuales se deben interpretar como una fase absolutamente natural en el proceso de adquisición y aprendizaje de una lengua extranjera.
Otro aspecto a considerar es que los alumnos recién llegados del extranjero pueden tener estados de ánimo cambiantes, ritmos de trabajo que se modifican. En estos casos corresponde al tutor tratar de encontrar las causas y tratar de entender los mecanismos por los cuales se producen o mantienen algunas conductas. Por ejemplo, no debería resultarnos difícil entender que el alumno/a puede sentir añoranza o estrés ante una nueva situación escolar que supone un gran esfuerzo para el alumno/a. En estos casos, desde nuestro punto de vista, convendría aclarar que, si bien el docente no tiene por qué tener la formación o los conocimientos de un psicólogo si debería ser suficientemente sensible como para tener en cuenta que el alumno/a necesitará sentirse comprendido y ayudado en determinados momentos. Además si el tutor mantiene una comunicación efectiva con la familia del alumno/a para informar/conocer su situación en estos momento, el proceso educativo puede llegar a ser una forma de integración del alumno/a más allá del aula, es decir, en la sociedad más amplia.
En resumen, tras la revisión de los trabajos de varios autores, podríamos afirmar que cuando el tutor entiende que la tarea del alumno/a no sólo consiste en entender aquello que se le pide hacer, sino que además fomenta que se sienta parte integrante del grupo, es muy posible que esté promoviendo actitudes que favorezcan el trabajar de la forma más eficiente y normalizada posible y, probablemente, también haciendo que aumente la motivación intrínseca del alumno/a, quien a medida que se sienta más responsable de sus éxitos y dificultades querrá intervenir más en clase, hacer más aportaciones y tener mayores responsabilidades.
Según la autora, Sara Caballero (2011). “La metodología a utilizar debe tener un enfoque plurimetodológico con el fin de originar el desarrollo integral del alumno/a. Para ello se partirá del nivel de desarrollo del niño. Se debe basar en un proceso de construcción personal, siguiendo una metodología orientadora basada en la mediación del profesor en la que el alumno y el profesorado son sujetos activos en el proceso de enseñanza aprendizaje; siguiendo una metodología vivenciada, que implica al niño en su propio proceso de aprendizaje; y siguiendo una metodología creativa, que está relacionada con la presentación de estímulos que motiven e impulsen la curiosidad.
Se asegurará la construcción de aprendizajes significativos, con el objetivo de que los conocimientos adquiridos en el aula puedan ser utilizados en casos de la vida real.
Se certificará la relación de las actividades de aprendizaje con la vida del alumno/a partiendo de las experiencias que posee, aprovechando los recursos del medio para que el alumno/a se acerque a otros ambientes diferentes al suyo”.
Para promover el aprendizaje significativo del alumno/a, entendiendo que éste es aquel "aprendizaje en el que los docentes crean un entorno de instrucción en el que los alumnos entienden lo que están aprendiendo". En este sentido deberíamos ser conscientes que si bien el alumno/a no ha sido escolarizado de forma formal y/o lo ha sido en contextos culturales diferentes, no por ello carece de conocimientos. Por tanto se trataría aquí de hacer que este aprendizaje previo sirva para utilizar lo aprendido en nuevas situaciones aunque en un contexto diferente. Imaginemos que nuestro alumno/a viene de un contexto circense y ambulante, por ejemplo, pongamos que sus padres son funambulistas, pues bien todos sabemos que para caminar sobre un alambre, este tipo de artistas no tienen por qué conocer la ley de Newton para saber que existe la gravedad; pero si somos capaces de hacer que entiendan los enunciados de Newton basándonos en sus propias experiencias quizás logremos que disfruten con la física.
En el momento de la llegada del alumno/a de origen extranjero, cualquier estrategia u organización que se utilice, debe ayudar en la medida de lo posible a facilitar la integración de este alumno/a a la dinámica tanto del aula como del centro.
Desde el punto de vista de la psicología de la educación, y teniendo en cuenta que como afirman autores como Ferrándiz (2010; p. 32), el objeto de estudio de la psicología de la educación se centraría en los procesos de cambio comportamental inducidos por las situaciones de enseñanza y aprendizaje. Es decir, en una posición intermedia entre la psicología y la educación. Tenemos que promover un cambio psicológico en estos alumnos y ese cambio va a estar vinculado a situaciones y actividades educativas. En otras palabras tenemos que promover la adaptación e integración del alumno/a nuevo (y con circunstancias diferenciales) en el centro de manera que éste proceso no sólo no perjudique su aprendizaje, sino que, al contrario, favorezca y amplíe su capacidad de aprendizaje. Todo ello sin interrumpir o perjudicar la actividad docente del centro.
Por tanto tendremos que tener en cuenta acciones que incidan sobre el aprendizaje del alumno/a; sobre desarrollo cognitivo y social del alumno/a y sobre los elementos que, típicamente, favorecen o retrasan el aprendizaje (diferencias individuales).
Algunos consejos que podrían servir para favorecer esto serían:
  •      Si fuese necesario se debe replantear la organización del aula para que esta sea más acogedora y favorezca el aprendizaje, asegurándose que los compañeros junto a los que se va a sentar este alumno/a son acogedores y están dispuestos a ayudarle, si es posible, se puede organizar una ronda de ayuda al nuevo compañero o incluso crear un grupo de alumnos con unas responsabilidades concretas en el proceso de acogida.
  •      Es aconsejable crear rincones y talleres para realizar trabajos colectivos, para que sea necesaria la cooperación en el trabajo y que generen una dinámica de grupo en el aprendizaje.
  •      Se debe informar a la dirección del centro todas aquellas circunstancias que puedan perjudicar la escolarización del alumno/a, como pueden ser, dificultades de la familia a la hora de pagar las excursiones o el material, situaciones de rechazo en el Centro, situaciones familiares conflictivas, etc.
- Es de suma importancia la participación activa del nuevo alumno/a en aquellos aspectos en los que sea más competente ya que adquirirá una mayor confianza, para ello se pueden realizar actividades en las que el alumno/a pueda demostrar su capacidad en el dominio de su propia lengua (en el caso de ser diferente al castellano), dominio de la expresión plástica, música, educación física o en cualquier otra materia en la que no medie de forma relevante la lengua de acogida.
  •     Es muy beneficioso crear un ambiente que facilite el aprendizaje, para ello se puede incorporar rótulos, indicadores de los nombres de las cosas, murales, esquemas, imágenes, etc. de temas estudiados o de objetos y situaciones de utilidad.
  •      Es conveniente informar al alumno/a sobre las actividades y situaciones escolares que puedan resultarle extrañas como las fiestas de la escuela, las excursiones, revisiones médicas, etc.
 Sin perder de vista otros aspectos con los que estamos más familiarizados como son la dimensión social del aula, que según hemos podido recoger de autores como Ferrándiz (2010) y Coll, C. Palacios, J. y Marchesi, A. (2002). Incluyen cuestiones tales como: los procesos de interacción profesor- alumno/a y entre iguales; el control y la organización de las actividades de aprendizaje; las expectativas o percepciones que los profesores tienen de sus alumnos; las representaciones que éstos tienen de sus profesores y la influencia que todo ello tiene sobre el rendimiento académico.
Algunas sugerencias podrían ser:
  •      Se debe animar al alumno/a a participar con sus compañeros en el recreo, así como alentar a los demás alumnos a que jueguen con él.
  •      Para que el alumno/a pueda familiarizarse con el entorno de su nueva ciudad o pueblo lo antes posible, es interesante que se realice una propuesta de trabajo que permita a los alumnos nuevos salir de la escuela y así, conocer las calles, plazas, parques, etc. Esto les ayudará a tener mayor seguridad y autonomía.
  •      Se han de cortar de raíz las situaciones de rechazo o menosprecio hacia este alumno/a, tratándolas con los alumnos implicados, ya sea con compañeros de su mismo grupo o de otros alumnos.
Finalmente, tendríamos que responder a cuestiones como ¿qué vamos a enseñar?, ¿cuándo enseñar cada cosa? ), ¿Qué procedimientos se usarán o cómo se enseñará?; y en último lugar, ¿qué, cuándo y cómo evaluar?
En este sentido algunas recomendaciones serían:
  •      Se deben garantizar los tiempos y tareas específicas para la enseñanza de la lengua de acogida (en caso de que sea necesario), desde un primer momento, con alumnos de habla no castellana, es preciso buscar la comunicación y sobre todo dirigirnos a ellos con mensajes claros y contextuales.
  •      El ritmo de trabajo del aula debe ser favorable a este alumno/a sin perjudicar al resto del grupo.
  •      No hay que olvidar que si un alumno/a no tiene hábitos escolares, no puede adquirirlos todos de golpe, primero se fijarán los más importantes y útiles para asegurar su interiorización e ir adquiriendo el resto de forma progresiva.
  •      Se debe atender al alumno/a cuando realice una actividad diferente al resto, no solo proponiéndole a hacer una tarea, si no guiándole y evaluándole mientras la realiza.
Otras Acciones concretas que pueden favorecer el proceso de integración y que sugerimos a continuación son:
  •      Sería bueno que durante los primeros días se planteen actividades que ayuden a hacer una evaluación inicial, a través de actividades que permitan, tanto en el caso de alumnos de lengua extranjera como de lengua castellana, valorar los conocimientos previos del alumno/a, así como sus hábitos escolares y estrategias de trabajo. Estas propuestas deben estar en formatos visuales, con poca carga escrita, que incidan en conocimientos que puedan ser expresados mediante esquemas, gráficos, o dibujos, bien a partir del visionado de vídeos, atlas, fotografías, etc. También se pueden utilizar materiales manipulables o gráficos. En todo caso interesa valorar lo que un alumno/a sabe hacer solo y lo que puede hacer con la ayuda de compañeros o del profesor.
  •     El primer día de escuela de este alumno/a, podemos acompañarle y enseñarle las instalaciones, para facilitar su familiarización con el Centro escolar. Es muy probable que el alumno/a desconozca la manera de funcionar de la escuela por lo que se le deberá ir orientando. Se debe tener una actitud inicial más permisiva respecto a su comportamiento e ir habituándolo a un tratamiento más general progresivamente.
  •      Es aconsejable en los primeros días, tener en el aula a otro profesor como apoyo al menos hasta que no se haya terminado de planificar el trabajo escolar de los alumnos que se incorporan de forma tardía. Si en el aula hubiera otro alumno/a que proceda de su mismo país o que conozca su lengua, al menos en los primeros días, este puede ayudarle haciendo de traductor cuando sea necesario, aunque no se debe abusar de este recurso.

Bibliografía



  • Caballero Gómez, S. Artículo: “Adaptación curricular para un alumno de incorporación tardía al sistema educativo”. Revista digital: Innovación y experiencias educativas, ISSN 1988-6047 DEP. LEGAL: GR 2922/2007 Nº 48 NOVIEMBRE 2011

  • Ferrándiz, C. (Coord). (2010). Psicología de la Educación para Pedagogos. Universidad de Murcia: Murcia

  • Coll, C. Palacios, J. y Marchesi, A. (2002). Desarrollo psicológico y educación, II. Psicología de la Educación Escolar. Madrid: Alianza


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